WhatsApp ha permitido a quienes se van de sus lugares de origen mantenerse informados y en contacto con sus seres queridos.
Luego que Facebook comprara WhatsApp por más de 19, 000 millones de dólares hace tres años, Jan Koum, el fundador de la empresa de mensajería creada en el 2009, se las arregló para firmar parte del trato fuera del centro de servicios sociales suburbano donde alguna vez había hecho fila para pedir vales de comida.
Y es que Koum, como muchos en la industria tecnológica, es un inmigrante. Era un adolescente cuando su madre y él se mudaron al área de la bahía de San Francisco a principios de la década de 1990 de Ucrania, en parte para escapar de la ola antisemita que en ese entonces arrasaba su país natal.
En una entrevista a Forbes, Koum contó que su madre trabajó como niñera y limpiaba pisos en un supermercado para sobrevivir en el nuevo país; y cuando se le descubrió que tenía cáncer, la familia tuvo que vivir de sus pagos por incapacidad.
Lo cierto es que los relatos de infortunios entre los inmigrantes no son inusuales en Silicon Valley. Pero la historia de Koum tiene mayor resonancia porque su aplicación silenciosamente se ha convertido en algo convencional de la vida del inmigrante.
Y esto porque más de mil millones de personas usan regularmente WhatsApp, que permite a los usuarios enviar mensajes de texto y hacer llamadas de teléfono gratuitas a través de Internet. La aplicación es particularmente popular en India, donde tiene más de 160 millones de usuarios, así como en Europa, Latinoamérica y África.
El idioma de los inmigrantes
Y dado que es gratis, que tiene un historial de privacidad y seguridad relativamente bueno, es que ya es popular en tantas partes del mundo por lo que se ha convertido en la lengua franca entre las personas que, ya sea por opción o a la fuerza, han dejado sus hogares hacia lo desconocido.
Hay que saber que los inmigrantes usan muchas aplicaciones diferentes,desde Facebook hasta Skype y WeChat, que es popular en China. Pero para muchos, WhatsApp ha estado en el centro de una conectividad recién descubierta.
Por eso que donde sea que haya personas dejando sus hogares con rumbo a costas desconocidas, probablemente encontraremos WhatsApp. Para los inmigrantes, se ha vuelto la mejor forma de estar conectado a lo largo de un camino o, una vez que han aterrizado, de mantenerse en contacto con las personas que dejaron en casa.
Hasta para las personas que dejaron sus países de origen voluntariamente en busca de empleo y riqueza en un nuevo lugar, WhatsApp ha alterado completamente los contornos de la vida del inmigrante. Gente que ha estado en Estados Unidos durante décadas asegura que esta app ha aliviado la sensación de aislamiento y añoranza inherente de ser inmigrante.
Simplicidad y ubicuidad
La aplicación es sencilla a propósito, y solo hace un par de cosas: mensajes de texto, llamadas de voz y video llamadas. Como resultado, es soberbiamente fácil de usar hasta para las personas neófitas en tecnología digital. Este es un motivo por el que inmigrantes la encuentran tan poderosa: les ha dado acceso a un grupo más amplio de parientes que pudieron haber rechazado las redes sociales anteriores.
También la ubicuidad de WhatsApp es importante. Dado que esencialmente se ha convertido en el modo principal de comunicación con la gente que se quedó en el país de origen (independientemente de si se trata de Bangalore, India; San Pablo, Brasil; Johannesburgo o París), para la gente que se va, WhatsApp se convierte en algo así como una ventana hacia una vieja vida.
«Tengo un grupo con mi familia por el lado de mi mamá, y también otro grupo con la familia del lado de mi esposo, y todo el día simplemente nos enviamos mensajes», señala Mina Mehta, una técnica quirúrgica de Chicago que en 1975 se mudó a Estados Unidos junto con su esposo desde India.
Vía: revistawin.com
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